domingo, julio 28, 2013

Retomando

Definitivamente esto no será una oda al mínimo esfuerzo, ni una critica biliosa a la lamboneria, y mucho menos un ataque sin fundamento alguno a la actividad de turno por el solo hecho que no me guste, tampoco una rabieta digna de una quinceañera por un desamor, hoy es diferente, ya son siete años de este blog, el mismo que se ha ido quedando a un lado por la vejez del autor.



Hace 2 meses cumplí treinta años, el tercer piso como "ingeniosamente" le dicen todos y que sospecho lo hacen con la única intención de molestar, pero no me siento tan viejo, hace 200 años sería un anciano y ya tendría nietos, pero hoy los 30 apenas para nosotros los hombres es la primera aproximación a la madurez mental, pero no llega sola, el alcohol ya nos patea con unos pocos tragos, la barriga se hace mas prominente, y lo peor, ya no nos dicen joven, ni muchacho, ni la delicia fonética de sardino, sino el frío señor, señor que va a ordenar, o la fila va atrás de ese señor, y ahí en esos momentos es que se empieza a sentir la vejez, pasa por nuestra cabeza cuando saldrá la primera cana, cuando se nos dejara de parar, cuando empezaremos a mirar con cara de degenerado las niñas que salen de los colegios, o cuando se nos pondrán peludas las orejas y todo se ve mas cerca cada vez que se escucha la palabra señor.

Mientras tanto nos consolamos con frases de cajón,  que los hombres somos como el vino, mas buenos con los años, que a diferencia de las mujeres no nos volvemos viejos sino mas interesantes, pero lo cierto es que no estamos viejos, los treinta son la mejor época de la vida, que la música que nos gusta la pongan como clásicos no importa, hemos recogido mucha experiencia y nos quedan igual años para cometer errores, es la década que define en gran parte nuestra vida, me encanta tener treinta, pero por favor, si alguna vez me ve, no me diga señor.

PD. Dos años sin escribir, como pasa de rápido el tiempo.